Spalovac Mrtvol (1968)

The Cremator (Spalovac Mrtvol) es una película horripilante. Y no lo digo porque sea una mala película, que no lo es en absoluto, si no por todo lo contrario, ya que es una historia de horror y terror brillante.
Deja en el cuerpo esa sensación de mal rollo que pocas películas realmente consiguen transmitir, pero de una manera única y fabulosa.

Una historia oscura, un cuento surrealista y terrorífico lleno de locura y perversión en la Praga del 29, semanas antes de la ocupación alemana. Una historia casi tan oscura como las cenizas del crematorio en el que trabaja nuestro protagonista.

Spalovac Mrtvol nos cuenta la historia de Karl Kopfrkingl, el responsable de un crematorio local obsesionado con la muerte, la música, la reencarnación, la liberación de las almas mediante la cremación, el Tibet, y los lamas y su idiología. Una historia extraña e hipnótica.

En la primera parte de la película, por así decirlo, conocemos más en profundidad a nuestro protagonista, un hombre extraño cuya vida es como la de un auténtico maestro de ceremonias. Un hombre que controla todo al milímetro, al que le gusta tener todo bajo control y que disfruta con ese pequeño poder que ejerce sobre sí mismo y sobre los demás. Un ejemplo excelente de esto lo encontramos en la ceremeonia al principio de la película. Una escena fabulosa donde también apreciamos ese oscuro sentido del humor que salpica en ocasiones el film de Jurj Herz.

Karl es realmente un personaje odioso. El actor Rudolf Hrusinsky hace un trabajo magnífico encarnando el papel de un hombre oscuro y siniestro. Un ser que lleva permanentemente esa sonrisilla de autentico cerdo que nos confunde y nos horroriza al mismo tiempo.

Karl habla constantemente de la liberación de las almas mediante la cremación, y de su deseo de salvar el mundo. Habla de su idea de que todo sufrimiento termina con la muerte. Pensamiento romántico que transmite en más de una ocasión a lo largo de la historia.
Vive en un hogar de clase media-alta con su esposa y sus dos hijos, Zina, una adolescente sumisa y obediente y Mili, un niño espigado y afeminado al que intenta corregir en más de una ocasión. Realmente el casting de Mili es fabuloso.

Presentados los personajes y su vida cotidiana, y ya metidos en la hipnótica historia, el guión nos lleva hacia un terreno más oscuro si cabe. Desde el principio, hemos visto como la entrada de los alemanes en Praga estaba cada día más y más cerca y nuestro protagonista era tentado una y otra vez con apuntarse al partido nazi. Finalmente sucumbe a la tentativa política atraido por la absurda idea de la superación de la raza y por las atractivas mujeres rubias de las que podrá disfrutar si entra a formar parte del partido del Führer.

Alistado ya., su idea de pureza germánica le va obsesionando más y más y hace todo lo posible para limpiar de elementos judíos su vida y entorno, preparándose así para la llegada de los alemanes.

Su sentimiento antisemita va aflorando y su deseo de ayudar al Reich es cada día más fuerte. Hecho que le hará cometer todo tipo de atrocidades.
Desde este momento la pesadilla va aumentando, llevándonos a un desenlace pesadillesco y surrealista culminado por una escena final en la que Jurj Herz nos presenta a Karl frente a una reproducción enorme del Jardín de las Delicias de El Bosco. Curiosamente sobre el panel derecho, el que representa al infierno. Infierno que, como hoy en día todos sabemos, nos deparó esa triste época.

Obra maestra del cine, The Cremator cuenta con una fotografía en blanco y negro fabulosa y un guión más que atmosférico. Por no hablar de las increíbles transiciones entre escenas. Todo un juego que ayuda a meter al espectador aún más en la pesadilla alucinatoria de la historia. Una delicia. Unos personajes, fotografía, guión, banda sonora y puesta en escena cuidadísimas hacen de Spalovac Mrtvol una pequeña pieza de coleccionista, y que por supuesto, recomiendo a todos.

Si quereis disfrutar con un cine diferente e interesante, no dejeis pasar The Cremator.